La Sociedad Deportiva Logroñés firmó un empate anémico en un partido en el que sólo servía la victoria ante el Real Unión. Los blanquirrojos resistieron con uno menos 35 minutos del segundo acto en un ejercicio que se queda huérfano del adjetivo meritorio por las penurias clasificatorias.
Salieron mejor los fronterizos al césped del municipal en lo que constituyó un primer síntoma preocupante en un enfermo que somatiza la angustia numérica desde hace ya varias jornadas.
Asier Benito, madrugador en la amenaza, conmutó la pena capital a los blanquirrojos en un pase de la muerte que remató centrado con todo a favor. Minutos después, Antón, en jugada individual, reincidió en la solidaridad al enviar su disparo con la diestra a la base del palo de Uri. Sobrevivía el cuadro riojano atenazado por la desconfianza en cada una de sus acciones.
El paso de los minutos rebajó el ritmo ofensivo de unos y alimentó el espíritu competitivo de otros. En esa transición de emociones llegó el gol local. Falta que pone Dani Garrido al segundo palo y singular remate picado de Salado que dibujó una parábola imposible para Charlie. 1-0.
De ahí al descanso, el encuentro se instaló en el equilibrio. Los irundarras sufrían en defensa, más por su propio desempeño que por el empuje rival, y los logroñeses se acomodaban a un partido definitivamente plano.
La segunda parte arrancó con fanfarria desafinada en el patio trasero del Logroñés. Transición de los visitantes, balón al segundo palo, inexplicable flojera en la marca de Antón y pase al corazón del área pequeña para que Solís fusilara por bajo a Uri. El 1-1 llegaba con la alfombra roja desplegada en toda su longitud.
El gol parecía que, de nuevo, iba a anestesiar el sistema nervioso del Logroñés, aunque Escobar intentó la reanimación tras un buen control y un disparo ligeramente desviado en la ocasión más clara de los de Larrazabal en todo el envite.
El siguiente episodio del encuentro vino cargado de drama y angustia a partes iguales. Balón en largo de Charlie a la carrera de Antón, ventaja de Paredes como cierre de la defensa, confusión en el despeje y maraña de piernas cuando el delantero txuribeltz se disponía a encarar a Uri. Roja y resignación en la grada.
En tamaña coyuntura desfavorable, desde el banquillo se buscó afianzar el centro del campo y reforzar una defensa que salió de origen con 5 unidades. Lectura lógica de la inferioridad en condiciones normales que no son por las que transita este equipo desde que entró en puestos de descenso.
Aún y con todo, el Logroñés fue más sólido con uno menos y –arabescos del fútbol- tuvo incluso ocasiones para llevarse la victoria. Óscar galvanizó el ataque local y dispuso de la gloria en sus botas con un extraordinario remate desde fuera del área al que Charlie respondió con una parada de mérito.
Con el pitido final se confirmó un empate que en otras latitudes habría que dar por bueno, pero que en el gélido ecosistema en el que tirita el Logroñés apenas abriga. La firma de las tablas se hizo con una tinta invisible que sólo otros resultados acontecidos en la jornada del sábado la hacen medianamente perceptible.
Ficha técnica:
SD Logroñés: Uri, Trespalacios, Paredes, Murua, Castellano (Aurtenetxe, 67’), Ferni (Curro, 67’), Cova, Ezkurdia (Óscar Fernández, 79’), Escobar (Schmerböck, 87’), Salado y Dani Garrido (Michael, 79’).
Real Unión Club: Charlie Pérez, Marcos Luna, Montoro, Antón, Asier Benito (Peru Ruiz, 87’), Quique Rivero (Íñigo Muñoz, 89’), Alain Oyarzun (Córdoba, 77’), Imanol Baz, Vidorreta, Joseca (Cerdá, 77’) y Solís.
Goles: 1-0 (Salado, 20’), 1-1 (Solís, 47’)
Árbitro: David López Jiménez. Expulsó con roja directa a Paredes y amonestó a Ezkurdia por parte local y a Vidorreta por parte visitante.
Incidencias: 1014 espectadores en Las Gaunas. Se guardó un respetuoso minuto de silencia por el fallecimiento del joven Javier Márquez.